Proceso.
MÉXICO, DF, 19 de noviembre (apro).- La “polémica y atrevida” misiva en la que Pancho Villa le proponía a Emiliano Zapata invadir Estados Unidos se incluye en el libro Nosotros los hombres ignorantes que hacemos la guerra, una compilación de la correspondencia entre ambos insurgentes que se presentará en la Feria del Libro de Guadalajara.
En declaraciones a la agencia EFE, el documentalista Armando Ruiz Aguilar, autor del libro, destacó el valor de esta carta, que “ayudará a que mucha gente se siga enamorando” de estas dos figuras de la Revolución (1910-1917) tan decisivas para la historia de México.
Luego de ser hallado en la bolsa de uno de los mexicanos caídos en el ataque al fortín estadunidense de Columbus --considerado por muchos como el único atisbo de invasión de un extranjero a Estados Unidos--, el documento permaneció oculto hasta 1975, cuando fue redescubierto en aquel país.
La misiva, al parecer, había sido redactada dos meses antes, en enero de 1916 y, a la espera de una respuesta por parte de Zapata, otorgaba un plazo de seis meses para reunir a los suficientes soldados para llevar a cabo la invasión.
“Hemos decidido no quemar un cartucho más con los mexicanos y prepararnos y organizarnos debidamente para atacar a los americanos en sus propias madrigueras”, le escribía Villa a Zapata.
Para Ruiz Aguilar, todo parece indicar que este último nunca tuvo la carta en sus manos.
Sobre qué habría sucedido si la hubiese leído, el autor del libro imagina que Zapata no habría aceptado la propuesta, ya que “su zona segura de acción era Morelos, Puebla y el Estado de México (centro del país), y el desplazamiento al norte habría sido muy caro”.
Lo que más ilusiona de su obra a este documentalista es que permitirá que se conozca a El Centauro del Norte (Villa) y El Caudillo del Sur (Zapata) “más allá de si tenían tantas mujeres o si les gustaba el helado de fresa”.
De acuerdo con Ruiz Aguilar, la relación entre ambos personajes, “amable y políticamente correcta” a tenor de la correspondencia, da cuenta de “ese filón humanístico y político de saber, después de que la Revolución se prolongase y costara tantos muertos, que había que pensar en un proyecto de país”.
“Sus personalidades eran muy diferentes pero cuando hay un interés en común, se pueden hacer muchas cosas”, subrayó.
Mientras Villa era “muy norteño, más abierto”, prosiguió, Zapata era más retraído.
Sin embargo, ambos eran “líderes naturales que ejercían una atracción magnética sobre sus soldados”, que jamás perdonaron una traición y que se ganaron adeptos “conviviendo con la gente lejos de la opulencia, sin ninguna clase de parafernalia”.
“Eso ayuda a que sigan vigentes como ‘los de casa’. No se venden ‘playeras’ (camisetas) de Venustiano Carranza ni de Lázaro Cárdenas, sino de Villa y Zapata”, diagnosticó.
Villa y Zapata no eran esos pueblerinos incultos de los que a veces se ha hablado, consideró Ruiz, sino líderes “con una visión que iba más allá”, remató.
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