martes, 26 de marzo de 2013

Del face de Rafita: La falsa izquierda

-- La Falsa izquierda que come hasta ancas de rana, langostas y Amlo que se chinga puro taco de frijol, tamales, pozole, gorditas--

Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del DF, gastó casi un millón de pesos del erario entre 2008 y 2011 en viajes de lujo, whisky, langosta, ancas de rana y hoteles de cinco estrellas, documenta la revista Contralínea.

En contraste con Amlo que siempre come tacos de canasta a 5 pesos, o tamales baratos.

Contralinea hace una tremenda investigación de como gasto Marcelo ebrard de forma descarada chequen:


El semanario dirigido por Miguel Badillo reporta que Ebrard Casaubón gastó casi 500 mil pesos en 21 giras y viajes nacionales e internacionales, de acuerdo con datos del portal de transparencia del GDF.

El GDF sólo entregó documentación de 14 viajes y giras entre 2008 y 2011.

Sin embargo, tanto los gastos de Ebrard como los de sus funcionarios en esas giras sí constan como gastos del erario en el portal de transparencia.

--- Los gastos descarados de Marcelo ebrard ----

Entre los gastos, para los cuales no se justifica motivo, se encuentran un viaje en 2008 a Nueva York que causó gastos por más de 40 mil pesos tan sólo por hospedaje.

Ebrard pagó 36 mil 254 pesos por concepto de "gastos de alimentación" en la Taberna del Albaradero, donde pidió jamón ibérico, vinos tintos Muga y Atrium y mariscos, de acuerdo con la documentación obtenida por Contralínea.

Ebrard acudió al Restaurante Toscana, uno de los 100 mejores de 2008 en la zona, y pidió ancas de rana, raviolis de ternera, mariscos linguini, risotto de langosta y conejo, y Martini Beefeaters.

Noviembre de 2009: Ebrard gasta 55 mil 825 pesos en un viaje a Nueva York. El mismo mes, Ebrard acude a la ceremonia del Hermanamiento y Cooperación entre Sinaloa y el Distrito Federal, pagando mil 600 pesos por alitas de pollo y cerveza en el restaurante Viking Pig.

En un viaje a Copenhagen, Dinamarca, Ebrard gasta 41 mil 751 pesos en hospedaje en el hotel First Skt Petri. Argüelles gastó 37 mil pesos. Además, gastaron 40 mil pesos cada uno por concepto de pasajes y viáticos.

Otro viaje a Washington para la conferencia de alcaldes de 2010: Ebrard gasta 2 mil 354 dólares, o alrededor de 31 mil 791 pesos.

---- Conclusión: ----

No me vayan a salir con que "No dividas" , atacar a Marcelo es hacerle el juego al PRI, mas bien sería no sean paleros de la corrupción y el despilfarro si critican a peña de hacer eso por que no lo hacen cuando lo hacen los falsos progresistas de izquierda.

Yo invito a los jóvenes que sean criticos de toda la clase política lo mas jodido es que sean borregos como lo son en el pri-pan.

Critiquen a los FALSOS integrantes de Morena que se meten por un hueso, a los perredistas falsos como Marcelo y los chuchos, a los del PTque negocian alianzas con el PRI, etc. etc.

Nosotros somos de tendencia socialista no luchamos por puestos si no por chingarnos a los oligarcas, esa es nuestra mayor felicidad por eso somos chavistas, fidelistas, villistas, marxistas, etc.

Toda la información, esto no es tirar chingasos no mas, son pruebas directas aqui.


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Despierta Pueblo: Julia Klug


sábado, 23 de marzo de 2013

Tumban argumentos del PRIANAL sobre Pemex en 2 mins

El Dr. Alfredo Jalife en su conferencia sobre la reforma privatidora del PRIAN.



La conferencia completa en el siguiente enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=TK9Z0c-A2U4

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Por esto y mucho mas es un honor estar con Obrador y luchar por la nación.

lunes, 18 de marzo de 2013

18 de marzo: Aniversario de la Expropiación Petrolera (@salme_villista)


El 18 de marzo de 1938 el presidente dela República, general Lázaro Cárdenas del Río, leyó el decreto por el que se expropiaba, “por causa de utilidad pública y a favor de la nación, la maquinaria, instalaciones, edificios, oleoductos, refinerías, tanques de almacenamiento, vías de comunicación, carros-tanque, estaciones de distribución, embarcaciones y todos los demás bienes muebles e inmuebles de propiedad” de las empresas extranjeras que explotaban nuestro petróleo.

Este acto, audaz y decidido, puso fin a un largo conflicto diplomático entre nuestro país y las potencias extranjeras, en torno a la propiedad de las riquezas del subsuelo y su explotación y aprovechamiento. El origen del conflicto era la liberalidad extrema con que el porfiriato había recibido a los explotadores de petróleo, y las ilimitadas y fraudulentas concesiones que se les habían otorgado, que hicieron de las regiones petroleras verdaderos estados dentro del Estado, donde imperaba la ley de las compañías, y que permitieron el saqueo impune de nuestra riqueza.

Los sucesivos gobiernos revolucionarios, amparados en el artículo 27 de la Constitución de 1917, buscaron resolver esa situación, sometiendo a las compañías extranjeras a las leyes mexicanas, y las compañías, protegidas por sus gobiernos, especialmente por los Estados Unidos y la Gran Bretaña, entraron en conflicto frontal con el gobierno de México, lo que estuvo a punto de causar una guerra entre México y su poderoso vecino del norte en 1919 y, otra vez, en 1927.

Gracias a la experiencia adquirida por los gobiernos anteriores en esta lucha permanente y desigual, Lázaro Cárdenas pudo aprovechar una huelga general de los trabajadores petroleros y las intransigentes negativas de las compañías a someterse a las leyes mexicanas, para encontrar una base jurídica sólida que le permitiera emitir el decreto de expropiación, luego de que fallaran todos los intentos de conciliación con las compañías.

El mismo día que emitió el decreto, el presidente Cárdenas difundió el siguiente mensaje: “pido a la Nación entera un respaldo moral y material suficientes para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable”. La expropiación de esta industria ha tenido una relevancia vital en nuestra evolución económica, política y social, siendo la acción más significativa de un país decidido a defender sus recursos naturales ante la fuerte penetración de los intereses externos.

Pedro Salmerón

viernes, 8 de marzo de 2013

¿Por qué somos tan pocos (los anticapitalistas)?


La realidad es injusta. La política busca compensar la injusticia de la realidad con una sociedad justa. El capitalismo, sin embargo, es un sistema injusto (dominación de una mayoría por una minoría, sumisión de los intereses comunes a ciertos intereses privados), que nos lleva a una sociedad injusta, y en ningún momento lo esconde, es más, justifica su injusticia aludiendo a que es reflejo de la naturaleza (ley de la selva, lucha por la supervivencia…). El capitalismo busca el beneficio de unos pocos a costa de la mayoría (que unos pocos vivan muy bien y el resto mal o muy mal). Para ello el capitalismo necesita privatizar: que sea de unos pocos lo que antes era de todos [1]. Así funciona el capitalismo: privatizar los beneficios (por ejemplo, la sanidad) y socializar las pérdidas (por ejemplo, las de los bancos). No es de extrañar que la política (la organización de la polis, es decir, de lo público, lo que es de todos) quede sometida a la economía (la gestión de tu casa, es decir, de lo privado).

¿Por qué seguimos aferrándonos al capitalismo si es un sistema injusto que no para de generar deshechos humanos? ¿Por qué desconfiamos de los políticos pero seguimos confiando en el capitalismo? Si el capitalismo nos lleva a una sociedad injusta, ¿por qué preferimos entonces una sociedad injusta, si ya Rawls nos mostró que lógicamente es preferible una sociedad justa?

Pues porque no somos lógicos sino psicológicos.

La lógica y el sentido común son los grandes problemas de la izquierda anticapitalista, porque no somos lógicos sino psicológicos, y el capitalismo es muy débil lógicamente; pero es casi insuperable psicológicamente, pues es muy difícil luchar contra una ilusión (estar arriba, consumir como los ricos). El éxito del low costpone de manifiesto que tenemos que gastar menos pero no queremos consumir menos. Es más fácil derrotar una idea que un deseo (triunfar, hacerse rico, ser élite) o un sueño (el sueño americano). Si algo nos ha demostrado el Estado de Bienestar es que el obrero deseaba ser burgués. Al menos vivir como él (la envidia al burgués acaso sea mayor que el orgullo de serlo). Por ello, creo que todo movimiento social contra el capitalismo debe atacar no tanto su “lógica” (acumulación, crecimiento…) como su “psicológica” (mostrar la falacia del “sueño americano”)

Algún día habrá que hablar de la importancia del cine de Hollywood en la interiorización del sueño americano (en la construcción de subjetividades capitalistas). A fin de cuentas, casi nadie se ha leído a Milton Friedman; pero todos hemos visto Pretty Woman. Mientras haya hombres que sueñen ser como Richard Gere (un tipo rico que ha triunfado especulando y despidiendo trabajadores), mujeres que sueñen que se les aparezca un Richard Gere que les salve, o mujeres y hombres dispuestos a hacerle la pelota a quien sea que tenga dinero (espeluznante la escena de los dependientes de una tienda de moda haciéndole la pelota a Julia Roberts), el capitalismo seguirá siendo, para la mayoría de la población, el menos malo de los sistemas políticos. ¿Es este el futuro que quieren algunos para nuestro país, hacerle la pelota a cuanto turista con dinero venga a visitarnos?


En el viejo sistema feudal, dos personas vivían bien, los señores, y el resto, los siervos, luchaban penosamente por sobrevivir. El sistema era inamovible: los hijos de los señores serían los nuevos señores y los hijos de los siervos los nuevos siervos. El comunismo (y el anarquismo) nos propone un mundo justo donde ya no habrá siervos ni señores, lo que es irrefutable lógicamente. El capitalismo, por el contrario, mantiene la injusticia feudal; pero nos promete que esta injusticia puede favorecernos (el sueño americano es una promesa de éxito y ascenso social), pues ahora ya no van a ser dos sino ocho los que van a vivir muy bien, pues es indiscutible que el capitalismo genera riqueza, y alguna de esas nuevas plazas para nuevos ricos puede ser nuestra si nos esforzamos, si somos disciplinados, hacemos sacrificios y trabajamos mucho y bien. La injusticia del capitalismo es su debilidad lógica, así como su gran potencia psicológica: lógicamente es preferible una sociedad justa; pero psicológicamente preferimos una sociedad injusta porque queremos que esa injusticia nos favorezca (queremos vivir muy bien, ser ricos [2]) y, lo que es más importante, creemos que la injusticia nos va a favorecer.

Y lo creemos, entre otras cosas, además de por sesgos psicológicos como la ilusión de invulnerabilidad (¿Quedarme fuera? Eso no me va a suceder a mí) o un “optimismo ilusorio” cara al futuro que rompe el velo de la ignorancia de Rawls, porque nos hemos creído (hemos interiorizado) los grandes mitos, más bien falacias, del capitalismo: el mito de la libertad de mercado (¿cómo podemos hablar de mercado libre en un sistema dominado por monopolios y oligopolios?), el mito de la igualdad (de oportunidades) y, sobre todo, el mito del self-made man, el hombre hecho a sí mismo (el capitalismo no existe sin subjetividades capitalistas). Hablo de ese hombre que se moldea a sí mismo… y solo; un sujeto aislado, abismado en su crecimiento personal; un sujeto asocial y ahistórico que busca solo, en soledad y a partir únicamente de su voluntad individual, crecer y enriquecerse hasta alcanzar la mejor versión de sí mismo. Hablo de un individuo narcisista que, en última instancia, se realiza consumiendo, no sólo productos y servicios sino además experiencias e identidades. Como no puede ser de otra manera, el capitalismo es el terreno en el que más y mejor crecerá este “hombre hecho a sí mismo”; por ejemplo: realizándose en su puesto de trabajo. La contribución de cierta psicología, pensemos en ese género literario que son los libros de autoayuda, a la interiorización de este mito es incuestionable.

El capitalismo se basa en la competición y el beneficio (económico y a corto plazo), conceptos que aparecen ligados: si te esfuerzas, compites y ganas (si triunfas), llegarás a rico. No olvidemos que con el capitalismo ya no hay ricos y pobres sino vencedores y perdedores (losers). Y mientras haya personas que admiren a los triunfadores (empresarios, ladrones, futbolistas), el capitalismo seguirá siendo un muerto que goce de una envidiable salud.

Algún día habrá que hablar del deporte, tan sospechosamente parecido a la vida. En el deporte, como en la vida, uno gana y el resto pierde, y además, como dice la canción de Abba, el ganador se lo lleva todo. Nos dicen que el deporte es una buena manera de educar a los niños. Y es cierto, por su extraordinario parecido con nuestra forma de vida capitalista: la mayoría se quedará por el camino; pero los ganadores ganarán mucho dinero en muy poco tiempo. El deporte es una buena manera de convertir niños solidarios y cooperativos en adultos egoístas y competitivos. El modelo a seguir por nuestros niños es Cristiano Ronaldo, un tipo egoísta, egocéntrico, ególatra… pero, eso sí, extremadamente competitivo; todo un ganador. Esto es lo que necesitamos para salir de la crisis: menos artistas y más deportistas. No creo equivocarme si digo que tipos como José Mouriño o Lance Armstrong, para los que sólo importa ganar, sea como sea, pues el fin justifica los medios, son tan representativos del capitalismo actual como Emilio Botín, Milton Friedman o George Soros.


Todo esto puede ayudar a explicar por qué a menudo los obreros votan a sus enemigos: no quieren pertenecer al club de los obreros, desprecian a los suyos más aún que los propios burgueses (la envidia a los ricos acaso sea más fuerte que el orgullo de serlo). Por eso, mientras haya obreros, o hijos de obreros, que se avergüencen de su condición, mientras el sueño de tantos ciudadanos sea que les toque la lotería para poder vivir como los ricos, a poder ser de las rentas, la muerte del capitalismo seguirá siendo una noticia notablemente exagerada. Una imprescindible solidaridad entre perdedores sólo será posible cuando comencemos, de una vez por todas, a aceptar nuestra derrota, lo que exige dejar de lado engaños del tipo: es sólo una mala racha, una crisis, nunca llovió que no parase…

Los noventa no van a volver. Ni para mí que entonces era guapo y las chicas me miraban por la calle, ni para nadie.

Y si hay alguien que aún cree ingenuamente que somos muchos, incluso mayoría, por el hecho de que las calles se llenen de gente, plantearía lo siguiente… ¿Cuántos de los indignados lo que están en realidad es frustrados porque han sido educados para consumir pero no podrán hacerlo, porque han sido formados para ser élites pero no tendrán un trabajo acorde con su formación, luego no podrán vivir y consumir como habían soñado; porque son gente de clase media que soñaba ser clase alta y se encuentra ante la cada vez más seria posibilidad de convertirse en clase baja? Recuerdo que los indignados no eran antisistema sino ‘arreglasistema’ (No somos antisistema, el sistema es antinosotros), y si estaban indignados era porque no se rescataba al Estado del Bienestar, esa apuesta estratégica para salvar el capitalismo y enfrentar la amenaza soviética. De hecho, siempre he percibido cierta añoranza por los tiempos de bonanza económica anteriores a la crisis. Los jóvenes del Mayo francés no querían ser como sus padres; los jóvenes del Mayo español lo que querían era vivir como los suyos, para lo que necesitaban salvar el capitalismo, reformarlo para poder participar de él. 15m: reinicia el sistema. No se trata de cambiar el sistema capitalista sino de reiniciarlo, pues se ha producido un error del sistema y se han olvidado de invitarnos a la fiesta del consumo, fiesta que llevamos esperando desde niños.
Notas

1. Lo que es de todos no es de nadie y no se gestiona eficientemente, mejor que la propiedad sea privada, así el individuo, que es egoísta, al buscar su propio beneficio lo gestionará mejor, lo que, por la mano invisible del mercado, redundará en el beneficio general.

2. Hablo de los demás, claro, no de mí.
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Fuente: http://info.nodo50.org/Por-que-somos-tan-pocos-los.html