En cualquier gobierno responsable se ven a los pobres como una responsabilidad, no como un lastre
Abel Oceguera/SDPcolumnas.
@abeloseguera
Es una mañana húmeda y fría en la montaña chiapaneca, el humo sale del viejo tambor de combustible de 200 litros que sirve de calentador, estufa y comal. Los niños se levantan somnolientos, abrazados en una vieja cobija. Es un día como cualquier otro, de desayuno una taza de lo que parce un café hecho con unos pocos granos y tortilla quemada. Es todo por esa mañana, para el mediodía si bien va comerán un taco de frijoles. Son Tzotziles, están orgullosos de su lengua de sus tradiciones. Los niños aun no hablan español, más su florida lengua expresa su hambre. A la escuela no podrán ir, está a veinte kilómetros, además deben ayudar a sus padres a conseguir leña a trabajar desde temprano. La pobreza es su yugo, la marginación su forma de evitar ser explotados y abusados. La tierra da poco o casi nada el tiempo solo les va matando poco a poco con cada bocanada del aire de la montaña. ¿A que tanto puede aspirar esos niños? ¿A ser abogados, doctores, ingenieros? ¿Qué puede ofrecer la vida si ni español hablan? Leer no saben, tampoco sus padres. A lo más que pueden aspirar es a migrar a las ciudades o a los EU. Pero no tienen dinero para los pasajes, solo les queda aferrarse a su tierra a sus costumbres y ver como se les va la vida entre el humo de ese calentador oxidado mientras su salud se desgrana como el maíz. La esperanza es un desafío inalcanzable, la fe les es vendida por un diezmo desde las iglesias. Son ellos una familia pobre sin pasado y menos futuro. Solo se tienen a ellos mismos y su hambre. Esa mañana es como serán las de toda su vida, rodeados de la miseria, esperando la muerte llegue con cualquier enfermedad que no podrán tratarse, no tienen para el doctor, menos para las medicinas.
Mientras tanto en la capital del Estado el Congreso del mismo autoriza 129 millones de pesos para comunicación social. Es importante la imagen del joven Gobernador, quien por cierto, como está de moda tiene novia actriz y cantante. Es lo de hoy, es la moda, desde Francia con Sarkozy hasta los Pinos. El Gobernador despertará entre los lujos de una casona, donde un bien capacitado cuerpo de sirvientes, prepararán un desayuno a base de frutas de la estación, café de Colombia y repostería del mejor repostero de Tuxtla. Su presente es grandioso, miles de colaboradores lo colman de elogios a su gran capacidad intelectual, a su gran simpatía, a su galanura. Tan joven y tan capaz e inteligente le repiten en cada discurso, es por eso necesario México se entere de lo grande que es como Gobernador.
Esa misma mañana en Reynosa los niños se preparan para ir a la escuela, su madre se apresura a calentar un poco de leche. Es todo lo que tienen para desayunar, su padre albañil tiene tres meses buscando trabajo, no lo consigue. Las maquiladoras despidieron a miles, se han mudado a China. Si no consigue trabajo en los próximos días, deberá despedirse de su familia e intentará cruzar el rio para buscar trabajo en EU. Sabe que pasarán meses sin poder verlos. Los padres se angustian, anoche hubo otra balacera, durante gran parte de la noche se escuchó la refriega. Ráfagas de metralleta, estruendos de granadas en medio de una ciudad sumida en una guerra entre bandas que hacen correr la droga como agua por las calles. El padre buscó trabajo en una ferretería cerca de donde vive, el dueño le dijo que no podía contratarlo, pues aunque necesitaba ayuda, el cobro de piso de la mafia que controla la ciudad le impedía pagar un sueldo. O era una cosa o la otra. Sus hijos corren gran peligro si él se va, pueden ser cooptados por los criminales para volverlos halcones en el mejor de los casos o sicarios en el peor. Eso además del peligro que corren cada que van a la escuela por los constantes enfrentamientos. ¿Qué futuro les depara a sus hijitos? Él jugaba en las calles al futbol, iba con sus amigos a la escuela sin más peligro que hacerse la pinta. Ahora toda aquella maravillosa tranquilidad y prosperidad de la ciudad más grande del Estado les fue arrebatada. No hay trabajo, no hay futuro, a lo más que pueden aspirar es intentar toda la familia jugarse la vida y pasar a los EU, donde serán perseguidos y acosados por ser indocumentados. Su ciudad ya no tiene nada que brindarles. El gobierno solo sirve como marioneta de criminales que se impusieron en base a dinero, fuego y violencia.
En Tampico ese día la avenida Hidalgo está cerrada, miles tienen que rodear. Las calles están llenas de soldados y marinos. Las policías tienen completamente blindad la ciudad. Hay una reunión entre el Gobernador y el Secretario de Gobernación. Hablan sobre asuntos de seguridad, así lo anuncian con bombo y platillo los periódicos. Una vez terminado el evento, las calles cobran su normalidad, los delincuentes salen a seguir cobrando piso, a seguir secuestrando. Todo vuelve a la cotidianidad.
En otro lugar, como todas las mañanas en Apatzingán, el corazón de la tierra caliente en Michoacán, en contraste con sus transparentes cielos, la violencia ha ensombrecido las calles, brechas, rancherías y huertas. Hoy tampoco irán los niños la escuela, es demasiado peligroso. Mientras su madre les entretiene en casa, pues ni a los mandados pueden ir, su padre debe pagar la cuota a los Caballeros Templarios del producto de su huerta de limón. Además del precio bajo, perdió un camión de producto que le fue robado para transportar droga a la frontera entre las cajas del mismo. Denunciar no es una opción, le puede costar la vida. Solo puede hacer de tripas corazón y seguir trabajando duro. Tal vez algún día la paz regrese. Tenían fe en el gobierno de PRI, primero pensaron que un gobernador priista podía resolverlo, sin embargo no fue así, ahora con la presidencia en manos del mismo partido, las cosas han empeorado. Antes solo ciertas partes del Estado estaban peligrosas, ahora es todo el Estado. El cobro de piso se generalizó, antes era solo a comerciantes, ahora hasta los agricultores y ganaderos pagan cuota. Los maestros tienen tomada la capital mientras los grupos armados de autodefensa se han convertido en un ejército bajo el mando del hampa dirigiendo la administración pública de muchos municipios. De hecho en decenas de ellos se ha anunciado no habrá elecciones, serán los señores del crimen quienes decidan quién se hará cargo de la administración pública. Corre por las redes un video muy actual de la Tuta, líder de los Caballeros Templarios, denunciado la colaboración del ejército con otra célula criminal. Mientras los ciudadanos indefensos intentan acoplarse a una guerra sangrienta en el suelo que les vio nacer y por generaciones les alimentó.
Estas son historias que retratan el México de hoy, ese que no aparece en los noticieros de las dos grandes televisoras. Historias desgarradoras de hijos arrebatados por el crimen a sus padres. Padres asesinados y mutilados por no pagar cuota o por no trabajar para los señores del crimen. Este es el México que se esconde detrás del telón de los noticieros o de las telenovelas, de los programas de chismes. Son historias peligrosas de hacer públicas pues dañarían los intereses de los amos del dinero y del poder en México. La violencia les puede ser útil para mantener a los pobres y marginados atemorizados dentro de sus casas. Esconder estas historias y crear una cultura de compasión al prójimo por medio de la iglesia son necesarios para controlar a la clase media. Pues es ésta quien tiene el poder de cambiar a la nación. Eso la hace peligrosa para sus causas, hacer más dinero. Les presentan desde sus súbditos en el gobierno números y cifras económicas maquilladas, quitándole el nombre del niño hambriento y sustituyéndolo con una cifra. Hablan de la pobreza como un ser inanimado, disfrazado de frialdad y desprovisto de toda humanidad. Hablan de la seguridad como de algo que debe quedar en segundo término, oculto. Desde la implementación del neoliberalismo, han impuesto a la clase media la visión sesgada de que la pobreza en México es un lastre, los pobres son flojos, solo les interesa el gobierno les mantenga. Los indios son ignorantes y tontos. Los campesinos son atenidos a los programas gubernamentales, los ingenieros petroleros son incompetentes para hacer producir a Pemex, los comerciantes son abusivos y especuladores, todos los políticos son corruptos. Pero en cuanto a los banqueros, aquellos que nos hundieron en una gravísima crisis económica, ellos son brillantes y arriesgan su capital. Los dueños de las televisoras son tan buenos, producen programas como la Rosa de Guadalupe, y entretienen gratis al pueblo, siempre dicen la verdad en los noticieros. Cemex vende más caro su producto a los mexicanos para brindar más empleos. Los únicos buenos de este país son los grandes empresarios, esos que no pagan cuotas, que no corren peligro pues están rodeados de agentes de seguridad entrenados en el extranjero. Para el neoliberalismo ellos son lo único que vale la pena en México, los demás somos ineficientes e improductivos. Eso es lo que nos venden en la radio y la televisión.
En cualquier gobierno responsable se ven a los pobres como una responsabilidad, no como un lastre, como una gran oportunidad de generar mano de obra. En una nación generosa de humanidad los indígenas son una manifestación de rica cultura que debe preservarse con orgullo. En una nación de hombres cultos se busca siempre ejercer gobiernos que mantengan en armonía los equilibrios de poder entre los empresarios y la clase trabajadora. Donde prevalezca la justicia y la honorabilidad. Desafortunadamente esa nación no es la nuestra y no podrá alcanzarse mientras no se despierte a la clase media de su letargo, del hipnotismo ejercido desde las televisoras, mientras no cambiemos de la compasión a la empatía por nuestros hermanos mexicanos sumergidos en la miseria.
Abel Oceguera/SDPcolumnas.
@abeloseguera
Es una mañana húmeda y fría en la montaña chiapaneca, el humo sale del viejo tambor de combustible de 200 litros que sirve de calentador, estufa y comal. Los niños se levantan somnolientos, abrazados en una vieja cobija. Es un día como cualquier otro, de desayuno una taza de lo que parce un café hecho con unos pocos granos y tortilla quemada. Es todo por esa mañana, para el mediodía si bien va comerán un taco de frijoles. Son Tzotziles, están orgullosos de su lengua de sus tradiciones. Los niños aun no hablan español, más su florida lengua expresa su hambre. A la escuela no podrán ir, está a veinte kilómetros, además deben ayudar a sus padres a conseguir leña a trabajar desde temprano. La pobreza es su yugo, la marginación su forma de evitar ser explotados y abusados. La tierra da poco o casi nada el tiempo solo les va matando poco a poco con cada bocanada del aire de la montaña. ¿A que tanto puede aspirar esos niños? ¿A ser abogados, doctores, ingenieros? ¿Qué puede ofrecer la vida si ni español hablan? Leer no saben, tampoco sus padres. A lo más que pueden aspirar es a migrar a las ciudades o a los EU. Pero no tienen dinero para los pasajes, solo les queda aferrarse a su tierra a sus costumbres y ver como se les va la vida entre el humo de ese calentador oxidado mientras su salud se desgrana como el maíz. La esperanza es un desafío inalcanzable, la fe les es vendida por un diezmo desde las iglesias. Son ellos una familia pobre sin pasado y menos futuro. Solo se tienen a ellos mismos y su hambre. Esa mañana es como serán las de toda su vida, rodeados de la miseria, esperando la muerte llegue con cualquier enfermedad que no podrán tratarse, no tienen para el doctor, menos para las medicinas.
Mientras tanto en la capital del Estado el Congreso del mismo autoriza 129 millones de pesos para comunicación social. Es importante la imagen del joven Gobernador, quien por cierto, como está de moda tiene novia actriz y cantante. Es lo de hoy, es la moda, desde Francia con Sarkozy hasta los Pinos. El Gobernador despertará entre los lujos de una casona, donde un bien capacitado cuerpo de sirvientes, prepararán un desayuno a base de frutas de la estación, café de Colombia y repostería del mejor repostero de Tuxtla. Su presente es grandioso, miles de colaboradores lo colman de elogios a su gran capacidad intelectual, a su gran simpatía, a su galanura. Tan joven y tan capaz e inteligente le repiten en cada discurso, es por eso necesario México se entere de lo grande que es como Gobernador.
Esa misma mañana en Reynosa los niños se preparan para ir a la escuela, su madre se apresura a calentar un poco de leche. Es todo lo que tienen para desayunar, su padre albañil tiene tres meses buscando trabajo, no lo consigue. Las maquiladoras despidieron a miles, se han mudado a China. Si no consigue trabajo en los próximos días, deberá despedirse de su familia e intentará cruzar el rio para buscar trabajo en EU. Sabe que pasarán meses sin poder verlos. Los padres se angustian, anoche hubo otra balacera, durante gran parte de la noche se escuchó la refriega. Ráfagas de metralleta, estruendos de granadas en medio de una ciudad sumida en una guerra entre bandas que hacen correr la droga como agua por las calles. El padre buscó trabajo en una ferretería cerca de donde vive, el dueño le dijo que no podía contratarlo, pues aunque necesitaba ayuda, el cobro de piso de la mafia que controla la ciudad le impedía pagar un sueldo. O era una cosa o la otra. Sus hijos corren gran peligro si él se va, pueden ser cooptados por los criminales para volverlos halcones en el mejor de los casos o sicarios en el peor. Eso además del peligro que corren cada que van a la escuela por los constantes enfrentamientos. ¿Qué futuro les depara a sus hijitos? Él jugaba en las calles al futbol, iba con sus amigos a la escuela sin más peligro que hacerse la pinta. Ahora toda aquella maravillosa tranquilidad y prosperidad de la ciudad más grande del Estado les fue arrebatada. No hay trabajo, no hay futuro, a lo más que pueden aspirar es intentar toda la familia jugarse la vida y pasar a los EU, donde serán perseguidos y acosados por ser indocumentados. Su ciudad ya no tiene nada que brindarles. El gobierno solo sirve como marioneta de criminales que se impusieron en base a dinero, fuego y violencia.
En Tampico ese día la avenida Hidalgo está cerrada, miles tienen que rodear. Las calles están llenas de soldados y marinos. Las policías tienen completamente blindad la ciudad. Hay una reunión entre el Gobernador y el Secretario de Gobernación. Hablan sobre asuntos de seguridad, así lo anuncian con bombo y platillo los periódicos. Una vez terminado el evento, las calles cobran su normalidad, los delincuentes salen a seguir cobrando piso, a seguir secuestrando. Todo vuelve a la cotidianidad.
En otro lugar, como todas las mañanas en Apatzingán, el corazón de la tierra caliente en Michoacán, en contraste con sus transparentes cielos, la violencia ha ensombrecido las calles, brechas, rancherías y huertas. Hoy tampoco irán los niños la escuela, es demasiado peligroso. Mientras su madre les entretiene en casa, pues ni a los mandados pueden ir, su padre debe pagar la cuota a los Caballeros Templarios del producto de su huerta de limón. Además del precio bajo, perdió un camión de producto que le fue robado para transportar droga a la frontera entre las cajas del mismo. Denunciar no es una opción, le puede costar la vida. Solo puede hacer de tripas corazón y seguir trabajando duro. Tal vez algún día la paz regrese. Tenían fe en el gobierno de PRI, primero pensaron que un gobernador priista podía resolverlo, sin embargo no fue así, ahora con la presidencia en manos del mismo partido, las cosas han empeorado. Antes solo ciertas partes del Estado estaban peligrosas, ahora es todo el Estado. El cobro de piso se generalizó, antes era solo a comerciantes, ahora hasta los agricultores y ganaderos pagan cuota. Los maestros tienen tomada la capital mientras los grupos armados de autodefensa se han convertido en un ejército bajo el mando del hampa dirigiendo la administración pública de muchos municipios. De hecho en decenas de ellos se ha anunciado no habrá elecciones, serán los señores del crimen quienes decidan quién se hará cargo de la administración pública. Corre por las redes un video muy actual de la Tuta, líder de los Caballeros Templarios, denunciado la colaboración del ejército con otra célula criminal. Mientras los ciudadanos indefensos intentan acoplarse a una guerra sangrienta en el suelo que les vio nacer y por generaciones les alimentó.
Estas son historias que retratan el México de hoy, ese que no aparece en los noticieros de las dos grandes televisoras. Historias desgarradoras de hijos arrebatados por el crimen a sus padres. Padres asesinados y mutilados por no pagar cuota o por no trabajar para los señores del crimen. Este es el México que se esconde detrás del telón de los noticieros o de las telenovelas, de los programas de chismes. Son historias peligrosas de hacer públicas pues dañarían los intereses de los amos del dinero y del poder en México. La violencia les puede ser útil para mantener a los pobres y marginados atemorizados dentro de sus casas. Esconder estas historias y crear una cultura de compasión al prójimo por medio de la iglesia son necesarios para controlar a la clase media. Pues es ésta quien tiene el poder de cambiar a la nación. Eso la hace peligrosa para sus causas, hacer más dinero. Les presentan desde sus súbditos en el gobierno números y cifras económicas maquilladas, quitándole el nombre del niño hambriento y sustituyéndolo con una cifra. Hablan de la pobreza como un ser inanimado, disfrazado de frialdad y desprovisto de toda humanidad. Hablan de la seguridad como de algo que debe quedar en segundo término, oculto. Desde la implementación del neoliberalismo, han impuesto a la clase media la visión sesgada de que la pobreza en México es un lastre, los pobres son flojos, solo les interesa el gobierno les mantenga. Los indios son ignorantes y tontos. Los campesinos son atenidos a los programas gubernamentales, los ingenieros petroleros son incompetentes para hacer producir a Pemex, los comerciantes son abusivos y especuladores, todos los políticos son corruptos. Pero en cuanto a los banqueros, aquellos que nos hundieron en una gravísima crisis económica, ellos son brillantes y arriesgan su capital. Los dueños de las televisoras son tan buenos, producen programas como la Rosa de Guadalupe, y entretienen gratis al pueblo, siempre dicen la verdad en los noticieros. Cemex vende más caro su producto a los mexicanos para brindar más empleos. Los únicos buenos de este país son los grandes empresarios, esos que no pagan cuotas, que no corren peligro pues están rodeados de agentes de seguridad entrenados en el extranjero. Para el neoliberalismo ellos son lo único que vale la pena en México, los demás somos ineficientes e improductivos. Eso es lo que nos venden en la radio y la televisión.
En cualquier gobierno responsable se ven a los pobres como una responsabilidad, no como un lastre, como una gran oportunidad de generar mano de obra. En una nación generosa de humanidad los indígenas son una manifestación de rica cultura que debe preservarse con orgullo. En una nación de hombres cultos se busca siempre ejercer gobiernos que mantengan en armonía los equilibrios de poder entre los empresarios y la clase trabajadora. Donde prevalezca la justicia y la honorabilidad. Desafortunadamente esa nación no es la nuestra y no podrá alcanzarse mientras no se despierte a la clase media de su letargo, del hipnotismo ejercido desde las televisoras, mientras no cambiemos de la compasión a la empatía por nuestros hermanos mexicanos sumergidos en la miseria.
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