(Publicado en el periódico Machetearte 1421)
Por Enrique Cisneros Luján
Esto de cambiar los días festivos a los lunes pareciera algo sin importancia, no lo es. La esencia es el manejo de la historia en beneficio de la clase dominante.
Para hacer ese cambio, solo en las fechas que les interesa diluir, pretextan cuestiones económicas que van desde evitar los llamados “puentes”, hasta la obtención de mayores ganancias económicas al juntar tres días de asueto e incrementar la afluencia de paseantes a los centros de atracción turística. Todo esto es falso.
A la clase dominante le interesa que se diluya el significado de fechas como la del 20 de noviembre y que eso de la Revolución Mexicana quede como algo anecdótico que no levante la conciencia del pueblo mexicano. Algo semejante sucede con el 21 de marzo, natalicio de Benito Juárez y con el 1 de mayo, que por la fuerza que tiene, este año no la pudieron diluir y tuvieron que respetarla, aunque cayó en jueves.
Para empezar baste decir que no todas las fechas de asueto las cambian a los lunes. La mayoría de las fechas religiosas las conmemoran en el día que les corresponde.
¿Qué hubiera pasado si el 12 de diciembre que cayó en viernes, lo hubieran conmemorado el lunes 8? ¿Si la Navidad la pasan al 22 o el “Viernes Santo” lo adelantan al lunes? Nadie les hubiera hecho caso, además de que no los van a cambiar pues son fechas sagradas para los derechistas.
Pero cambian el 20 de noviembre eliminando de hecho los desfiles donde muchos mexicanos alentaban un sentido de rebeldía. Allí muchos niños se disfrazaban de juanes, adelitas, zapatas, villas. Con los cambios de fechas los desfiles, las fiestas, las remembranzas históricas de la revolución mexicana vendrán a menos, pues para empezar el 20 de noviembre será un día de actividades normales y el lunes anterior, al no tener ningún significado, se perderá en paseos turísticos o simples días de asueto.
No es casual que estas medidas van acompañadas de planes de estudio escolares donde la historia no juega un papel importante. Donde la educación básica la quieren reducir a 4 materias, siendo una de ellas el aprendizaje de inglés. Y cuando iniciaron las protestas, el patán de Vicente Fox declaró que se aceptaría que se enseñara algo de historia, pero sólo la importante: a partir de la llegada de los españoles.
Todo esto parece menor, pero no lo es. Actualmente más de un niño de primaria cree que el robo que los capitalistas norteamericanos hicieron del territorio mexicano fue algo justo y legal, pues los mexicanos les debíamos dinero y sólo vinieron a cobrar lo que les adeudábamos.
Para muchos niños, sobre todo de las escuelas privadas, Benito Juárez (el Beno, como le dicen los curas, despectivamente), fue la encarnación del diablo que abusó de los pobres curas. En esta línea, Porfirio Díaz fue un mexicano ilustre que logró el desarrollo de México y que fue injustamente tratado por los revolucionarios. Villa fue un forajido y Emiliano Zapata un iluso.
En esa historia los mexicanos (y en general los nativos de este continente) fueron y somos inferiores a los europeos y los gringos, que se desarrollaron porque los anglos aniquilaron a los indígenas de esos territorios.
Nos han impuesto una historia en la que el 12 de octubre, fecha fatídica para nuestros pueblos debe de ser de fiesta y donde la “Noche Triste” es negativa porque fue en la que los nativos derrotaron al invasor (para nosotros debería de ser la Noche Alegre ).
La clase dominante no desperdicia la oportunidad para desvirtuar la historia y su última tranzada es la de cambiar fechas históricas claves para convertirlas en días de turismo.
Por ello en todo el continente los dominadores, incluyendo algunos que se dicen de izquierda, ven en la celebración del bicentenario de las independencias parciales de nuestros pueblos, la oportunidad para voltearnos la historia y convertir el 2010 en un año de pasividad.
Pero los pueblos están empezando a revisar lo que esto significa y preparándose para propinarles una derrota, como aconteció en 1992 en que primero nos quisieron conmemorar los 500 años del descubrimiento y como la reacción fue masiva y mundial, a última hora la quisieron cambiar por la del “encuentro de dos mundos”. Finalmente la diluyeron pues millones de seres humanos la reivindicaron como 500 años de dominación y saqueo.
Una tarea inmediata es reivindicar la historia, la nuestra, la de los trabajadores en lucha. Por ello, este 20 de noviembre (no el 17) no es aventurado afirmar: en 1810 empezamos, en 1910 continuamos y el 2010 ¡Estaremos listos!