La Editorial del Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara, comentarios de su servidor en el mismo color que este texto:
La Izquierda no sabe sonreír
Independientemente de quién haya clasificado arbitrariamente a los grupos sociales como «de izquierda» y «de derecha», bien podríamos identificar a la izquierda como a aquellos que afirman pertenecer a ese bando. Sin embargo, dentro del espectro político mexicano, tal ubicación resulta sumamente confusa, puesto que abundan los políticos acomodaticios que hace tiempo decían ser de derecha (Partido Acción Nacional, Verde Ecologista de México o Revolucionario Institucional), y ahora resulta que son de izquierda, o viceversa, existen muchos que decían ser de izquierda (Partido de la Revolución Democrática, Alternativa, Partido del Trabajo o —nuevamente— PVEM) y ahora pregonan que son de derecha sólo porque les dieron un «hueso» o porque sus partidos no los propusieron como candidatos. (!!!???)
La clasificación no es para nada arbitraria. Las denominaciones para designar izquierdistas a los verdaderos liberales y derechistas a los conservadores tienen un claro origen en la Asamblea Nacional francesa (que tenía su precedente en los Estados Generales) en la época de la revolución. El término originalmente se aplicaba a los jacobinos, después por extensión se aplicó a todos los liberales en sus distintas ramas durante el siglo XIX. El primer párrafo de esta editorial es pura palabrería.
Pero, en fin, aquí nos referiremos en particular a los que obstinadamente afirman o les conviene proclamarse como de izquierda. A éstos nos parece que se les olvidó ser propositivos. Desde que aparecieron en escena, siempre han estado peleando, siempre han estado discutiendo, siempre están apostando al conflicto, mas no porque sean anticonformistas o enarbolen causas justas, lo cual sería plausible; ni tampoco porque quieran el progreso de la Nación, sino simplemente por su afán de parecer «combativos» y de hacerse notar.
Benito Juárez era liberal y por lo tanto, izquierdista. La Iglesia católica le debe a él haber recuperado un poco de autoridad moral en este país y no haberse desplomado totalmente como ha ocurrido en otras naciones al obligar Juárez a ésta a dedicarse más a atender los asuntos de Dios más que los asuntos del Estado. Una lección que no han querido aprender Norberto Rivera, Juan Sandoval Íñiguez y Onésimo Cepeda. Fueron izquierdistas los que lucharon por restablecer la dignidad y la igualdad humana y abolieron la esclavitud. También eran izquierdistas los líderes obreros que desde el siglo XIX demandaban derechos laborales, jornadas de 8 horas, abolición de la mano de obra infantil y seguridad social. Eran y son izquierdistas aquellos que demandaban y demandan igualdad para la mujer. Son izquierdistas quienes promueven los derechos humanos. ¿Necesita el ignorante que escribió esto más ejemplos de una izquierda propositiva?
Incapaces de establecer un sano diálogo opositor, de establecer discusión o negociación, recurren a la violencia. Les encanta «sembrar vientos para cosechar tempestades», pero nunca aceptan que alguien esté en desacuerdo con sus afirmaciones, no aceptan que alguien quiera aplacar sus provocaciones, que no benefician nada al País. Son seres de constante gesto de amargura y ceño fruncido que, en verdad, no saben sonreír. No les importa el desarrollo de la sociedad; les importa mantenerse en el candelero mediante el escándalo, de la protesta, la riña, la agresividad, las marchas y manifestaciones.
Puesto que poner bombas en clínicas abortivas, bombardear naciones con el fin de promover sus negocios y tratar de implantar el cristianismo a la fuerza (como sí se planteó inicialmente en Irak), matar más de medio millón de niños con sanciones injustas; acciones respaldadas por la derecha cristiana en Estados Unidos; así como en México como parte de la defensa de la fe los cristeros descuartizaron a maestros rurales, asesinaron sin piedad a muchos indefensos, asolaron a pueblos enteros, y en épocas más modernas, respaldaron los jerarcas católicos crímenes de Estado por parte del PRI, y la tortura y asesinato de miles en Centro y Sudamérica, cómo recientemente nos tacharon a todos los que no apoyamos al PRI-AN pero sí a López Obrador como peligros para México, con los que no se podía negociar ni discutir, y por lo tanto nos condenaron al silencio y a la destrucción, todo eso no es "sembrar vientos para cosechar tempestades".
Ésos son los valores políticos de la izquierda nacional. Han creado sus propios símbolos y sus maneras de hacer política, pero en nada son positivos, y su fruto es poco aplicable a la paz y el progreso del País.
Es cierto que, para que la sociedad se transforme, debe sufrir cambios, entrar —en cierto sentido— en conflicto, estar bajo la lupa de la crítica y de la observación, pero empleando para ello las armas de la claridad intelectual, de los valores morales, de lo espiritual y ético, no con la verborrea vacía, la diatriba o el autoaniquilamiento vestido de engaños, como por ejemplo, la búsqueda de la eliminación legal de la vida. Algunos de ellos dirán que saben defender las plantas y los animales, la ecología, pero lo que pretenden ahora es destruir vidas humanas, y con esto sólo provocar dolor y tristeza.
¿Cuántos miles de muertos causaron y causan las guerras de religión? El cuidar a la ecología es cuidarnos a nosotros mismos, y somos los renegados locales -pensando en Jalisco- los que nos hemos esforzado por apoyar y promover el respeto a los derechos humanos, mientras que la Iglesia Católica en voz del Cardenal Sandoval Íñiguez considera que el defender los derechos humanos es proteger a los delincuentes. Seguramente éste gustaría de tener nuevamente a hombres y mujeres enjaulados y torturados en una nueva edición del Tribunal del Santo Oficio, mejor conocido como inquisición. ¿Para eso quieren construir el Santuario de los Mártires? No va a ser sólo un mausoleo fastuoso y ostentoso para el horgulloso y prepotente Sandoval Íñiguez, ¿también lo quiere como centro de tortura para ateos y hugonotes?
Alguien señaló respecto a la izquierda: «Ha llegado el tiempo de cobrar facturas y estar en guerra, porque perdieron las elecciones». Mientras estuvieron en campaña eludieron temas controversiales que les hubieran restado votos, pero como no ganaron, ahora viene la venganza.
¿Quién dijo eso? Nombres por favor. El Cardenal y muchos párrocos de la arquidiócesis se dedicaron activamente a promover el voto a favor del PAN, y a calumniar y mentir descaradamente en contra de otros partidos. Nuevamente en esta editorial lo hacen de nuevo. Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios, es lo que dice la Biblia, pero parece que ésta no la han leído en mucho tiempo los purpurados en Guadalajara.
Hoy no desean discutir en serio temas como la eutanasia y el aborto, sino confrontar a la sociedad mexicana, hacer estallar una lucha de todos contra todos. Piensan que esto será bueno y que algo provechoso habrán de obtener de la destrucción por ellos provocada. En verdad que la «izquierda» no sabe sonreír, ni lo sabrá.
Hoy no desean discutir en serio temas como la eutanasia y el aborto, sino confrontar a la sociedad mexicana, hacer estallar una lucha de todos contra todos. Piensan que esto será bueno y que algo provechoso habrán de obtener de la destrucción por ellos provocada. En verdad que Juan Sandoval Íñiguez no sabe sonreír, ni lo sabrá.
Listo, así queda corregido el último párrafo. Al original le faltaba veracidad y un gran toque de realismo.
Si quieren hacer llegar su opinión a la Arquidiócesis de Guadalajara, la dirección es la siguiente:
Comentarios Semanario
Ya dontriana mostró en una nota anterior algunos comentarios recabados en el blog de Redes Ciudadanas Jalisco, pero a fin de mantener esto más completo, van de nuevo con otros más:
Comentario de Raúl Torres
Comentario de Manuel García
Comentario de Carlos Antonio Villa
Comentario de Diana García Peña