Carmen Aristegui F.
Zongolica, los peritajes
El caso de la muerte de la señora Ernestina Ascensio Rosario, anciana indígena habitante del municipio de Soledad Atzompa en la sierra de Zongolica, Veracruz, y fallecida el pasado 26 de febrero, ha adquirido cada vez más relevancia, entre otras cosas, porque hoy tenemos ya a un respetable número de autoridades de todos los niveles de gobierno que se contradicen entre sí y que están ya metidas en un embrollo monumental. Como se sabe, sobre la muerte de la señora Ascensio corren básicamente dos versiones: la difundida desde el primer momento por peritos y autoridades veracruzanas que han hablado de un crimen y de "un hecho aberrante... que no se puede soslayar" acompañada de declaraciones de familiares y autoridades municipales que acusan una violación tumultuaria realizada, presumiblemente, por militares en la zona. La otra, que han esgrimido, principalmente, el presidente de la República y el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, José Luis Soberanes, que habla de una muerte producida estrictamente por razones médicas sin ningún tipo de agresión en contra de la indígena.
Hace dos semanas, el doctor Soberanes descalificó rotundamente el resultado de la primera necropsia realizada por un perito de la Procuraduría veracruzana y, a partir de una segunda necropsia, solicitada por la CNDH, afirmó que no había existido violación alguna y que la muerte fue producto de "...anemia aguda, debido a un sangrado... por úlcera péptica". Ese dicho se topa con las informaciones hoy disponibles que me hicieron llegar a CNN en Español, contenidas en tres documentos fundamentales para el caso: el primero se trata del dictamen médico de la doctora María Catalina Rodríguez Rosas, adscrita a la Agencia Especializada en Delitos contra la Libertad y Seguridad Sexual y Delitos Contra la Familia, en Orizaba, dirigido a la agente del Ministerio Público, licenciada María de Lourdes Montes Hernández. El documento refiere las 23:40 horas del 25 de febrero para el estudio hecho a Ernestina, aún con vida. Ahí se lee, entre otras cosas, lo siguiente en letras mayúsculas: "Paciente grave, con riesgo de muerte... pbe. perforación de recto / pbe. bronconeumonía sec/ encefalopatía hipóxico isquémica/ hopotermia (sic)/ agresión sexual". En la parte superior de la hoja, en Asunto, se lee en el tercer renglón: "certificado de lesiones". En la parte final, en Conclusiones: "...esfínter anal con desgarros recientes en horas 11, 1 con sangrado en capa, con sangrado trans anal abundante, con probable perforación rectal".
El segundo documento habla de la neurocirugía realizada a partir de las 11:00 horas del día siguiente en "Funeraria Vázquez" y firmada por el doctor Juan Pablo Mendizábal Pérez de la Delegación de Servicios Periciales. Ahí se informa (también en mayúsculas) que las causas de la muerte fueron "traumatismo craneoencefálico, fractura, luxación de vértebras cervicales, anemia aguda". El tipo de muerte se lee: "Mecánica traumática". En la parte intermedia del texto se afirma que en genitales "se apreció líquido seminal en abundancia... desgarro reciente en hrs. 6 en relación a las manesillas del relog (sic)" En unas de las cuartillas se ve una anotación hecha a mano que dice "Recibí 26 02 07 No se recibe las muestras". A manera de firma, un garabato.
El tercer documento recibido en el mismo envío, es la copia de la necropsia solicitada por la CNDH cuyo informe es firmado por el perito médico forense, doctor Ignacio Gutiérrez Vásquez. Participan en la diligencia 16 personas, a quienes se identifica con nombre y apellido provenientes de la Procuraduría de Veracruz, de la CNDH y de la Procuraduría Militar, "...así como también el Personal de la Policía Ministerial, y autoridades representantes de la población de Tetlatzinga y Soledad Atzompa". En el numeroso grupo que asiste a la diligencia se encuentra también el doctor Mendizábal Pérez, responsable de la primera necropsia, y que junto con el responsable de la segunda, han sido suspendidos -que no cesados- por la Procuraduría veracruzana. En el informe de la segunda necropsia -con notable mejor ortografía que el de la primera- se lee en la parte final: "Razonamiento. Para que exista la presencia de melena (sangre en todo el tracto digestivo) (tipo moronga)... se debe haber efectuado un esfuerzo intenso, por parte de la occisa... presenta datos de despulimiento de mucosa gástrica y pequeñas zonas de ulceraciones en el antro folicular debido al stress a la que haya estado siendo sometida, (aunado todo esto con los desgarros que presenta a nivel de región peri anal y anal), así como la edad que presentaba (senil)". En los últimos renglones aparece el dictamen. El punto 3 dice: "Etiología de la muerte (causa de la muerte).- Mecánica". En el 6 dice: "A nivel de región genital se observan sólo lasceraciones (sic) y eritema, con edema vulvar".
Queda establecido que la señora Ascensio, efectivamente, sufrió anemia aguda por úlcera como dijo Soberanes, lo que no queda claro es por qué evita el resto de las informaciones que apuntan con mucha claridad -como lo ha explicado la maestra Illán-, a la agresión y a la violencia sexual. El ombudsman tendrá ahora que comparecer ante los legisladores para explicar lo que, con la información médico pericial disponible y otros elementos, se perfila como un crimen y su encubrimiento.
Por esto y mucho mas es un honor estar con Obrador y luchar por la nación.