La propaganda de Felipillo y de Norberto Rivera está tratando de engañar a la gente, haciéndole creer que todas las iglesias apoyan su campaña contra la despenalización del aborto, lo cual es falso como demuestra la siguiente ponencia que el Foro Intereclesiástico Mexicano, que agrupa a más de 100 asociaciones religiosas, presentó en la ALDF.
Sin embargo, tanto en la ciudad de México como en el interior, muchos medios están distorsionando la información, omitiendo los planteamientos de las iglesias que no están de acuerdo con la campaña antiabortista de Felipillo-Perverto.
Esta es la mencionada ponencia:
México, D.F., a 2 de abril de 2007
Ponencia del Foro Intereclesiástico Mexicano (FIM), respecto al aborto y el debate sobre su posible despenalización
Agradezco a la IV Asamblea Legislativa del Distrito Federal, ka realización e invitación de este importante foro.
En la actualidad, como es sabido, cuatro causas permiten el aborto en el DF, a saber: violación, riesgos a la salud de la mujer, daño congénito al feto e inseminación artificial no consentida. A ella se pretende sumar una quinta, que será votada en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) a mediados de abril: consiste en que el aborto se lleva a acabo en las 14 primeras semanas. Esta iniciativa de reformas legales para despenalizar el aborto, si éste se realiza durante las primeras 14 semanas de gestación, es el centro de discusión y el debate en estos días.
En la capital mexicana, por otro lado, el aborto es permitido legalmente si el embarazo pone en peligro la vida de la mujer o si es producto de una violación.
Ante esta polémica social, el Foro Intereclesiástico Mexicano expone en esta tribuna su postura al respecto. En primer lugar, queremos señalar que el FIM, asociación civil que aglutina a 101 asociaciones religiosas en nuestro país, está a favor de la vida. No creemos que el aborto sea la mejor decisión u opción, pero también creemos que esta es una decisión personal de cada mujer, la cual es regida de acuerdo a su libertad de conciencia. No puede haber, en consecuencia, imposiciones de una moral específica a la sociedad (de ninguna confesión religiosa), porque eso implicaría violentar el carácter laico del Estado Mexicano.
En este sentido, y para referirnos a un caso en concreto, el Evangelio de Cristo nos da una instrucción doctrinal sobre el tema de la vida, pero también nos enseña sobre el libre albedrío que Dios le concedió al ser humano para que tome sus propias decisiones. El cristianismo no puede violentar las conciencias ni imponer bajo coerciones, amenazas e inquisiciones su prédica evangélica; ésta va dirigida exclusivamente a la conciencia del creyente. Existe un pasaje bíblico que nos ilustra en este sentido:
Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtaras. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, por que tenía muchas posesiones.
En este ejemplo, como podemos constatar, el señor Jesús habló a la conciencia de aquel joven. Jamás lo presionó o lo coaccionó a que le siguiera. Mucho menos utilizó medios coercitivos, inquisitoriales o de tortura para obligarlo a creer e imponerle a la fuerza las enseñanzas evangélicas. Ninguna asociación religiosa en México, en este contexto, puede abrogarse la idea de un monopolio religioso y que éste deba estar por encima del Estado y dictándole las políticas públicas y de salud que éste deba llevar a cabo.
El problema de fondo en lo que respecta a la realidad del aborto lo podemos encontrar, indudablemente, en el fracaso catequístico de la Jerarquía Católica (pastoral y doctrinal) ante su vulnerable feligresía: Hoy, alrededor de 90% de las mujeres que abortan son católicas.
La Jerarquía católica mexicana no solo ha manipulado, de forma oportunista y descarnada, la bandera “antiabortista” para lograr sus objetivos político-religiosos en nuestro país. Nos queda claro que al albergar y encabezar esta estrategia antiabortista, la jerarquía católica pretende en realidad tender una cortina de humo a través de este falso debate, para escalar a su verdadero y principal objetivo: la modificación constitucional del artículo 24 que habla sobre la libertad de creencia y culto para “suplir” este concepto por el de “Libertad Religiosa”, lo cual implicaría introducir en las escuelas públicas financiada por el dinero del erario público; el control de los medios de comunicación electrónicos para la difusión de sus doctrinas y culto; subvención estatal para los ministros de culto católico y para sus actividades litúrgicas y la presencia asistencial en el ejercito mexicano a través de capellanías castrenses y la presencia en centros de asistencia social como hospitales, orfelinatos, etcétera. Esta consigna la ha lanzado el para Benedicto XVI a los nuncios de América Latina.
En otras palabras, ante el fracaso catequístico de la Jerarquía, ahora quiere trasladar el culto, la instrucción religiosa y el confesionario a las escuelas públicas. Esto, definitivamente, no lo vamos a permitir. La educación es laica, y debe ésta estar ajena a cualquier doctrina religiosa. No es posible que se desatiendan los rubros de asistencia social, de salud y de vivienda, por cumplir labores en las cuales ha fracasado la jerarquía católica en su misión en un Estado que es laico y que defenderemos con todos los medios posibles para que asiera se mantenga.
Mientras el debate de la despenalización del aborto sube de tono, y la jerarquía católica se desgarra las vestiduras por este tema, que es una realidad que el catolicismo sigue decreciendo. La CEM ha reconocido que tan solo 7 de los 89 millones que dicen ser católicos, son practicantes (el 6.7% de la población), de acuerdo a un reciente estudio del Instituto Mexicano de Doctrina Social. Son católicos por costumbre, pero no son practicantes de su religión. Años atrás, monseñor Antonio Sahún López, obispo auxiliar de Guadalajara, en el contexto anterior, así señalaba: “En México, no llega ni al uno por ciento el número de quienes viven el cristianismo; Son católicos, nada mas de nombre”.
¿Cómo pueden entonces exigir a las mujeres que no aborten (bajo la amenaza de excomunión) y que apelen a los personales principios morales cuando la innegable ignorancia religiosa que se vive al interior de la Iglesia Católica ha sido fomentada por su propia jerarquía? ¿Se pueden recoger higos de los abrojos o se puede cosechar lo que no se ha sembrado?
Lo censurable de estrategia, es que ya encontraron un “chivo expiatorio” para arrojar todas las excomuniones y anatemas que les sean posibles. Me refiero, desde luego, a los legisladores de la Asamblea del Distrito Federal. A estos, la jerarquía católica ha culpado, tácitamente, del fracaso catequístico que aquella ha tenido en las últimas décadas. Es evidente que muchas asociaciones religiosas no se prestarán al juego político y de trasfondo que la jerarquía católica está tramando. El FIM se deslinda de marchas y de ataques sistemáticos e los legisladores (locales y federales) y en particular al maestro Emilio Álvarez Icaza, pues nos rige un principio cristiano fundamental: “Dad a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”.
Nos queda claro, que los cristianos que tienen una formación moral-espiritual sólida e invariable, actuaran conforme a su conciencia en un caso como el que nos ocupa. Ni las Iglesias ni el Estado deberán imponer una regla que vaya en contra de su conciencia en cualquier caso. En nada le afectaría, como es el caso de la ley del divorcio; no existe una campaña del estado para promoverlo o inducirlo, éste respeta la libertad de cada ciudadano ante tal evento.
La doble moral de la Iglesia católica, en este debate del aborto, es cuestionable.
Mientras lanza consignas y anatemas, están documentados los informes sobre violación de decenas de monjas por sacerdotes católicos en 23 países. La revista norteamericana National Catholic Reporter publicó en 1999 los informes realizados por las religiosas María O’ Donohue y Maure Mc Donald en los que denuncian violaciones, abortos y todo tipo de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos. El Vaticano reconoció que cientos de monjas han sido violados por misioneros.
En efecto, centenares de monjas en 23 países, denunciaron haber sufrido abusos sexuales, a veces sistemáticos, por parte de sacerdotes y misioneros. La lista de abusos es variada y descorazonada: el informe incluye casas de novicias violadas por los sacerdotes a quienes tienen que solicitar los certificados oportunos, habla de médicos de hospitales católicos que se ven asediados por sacerdotes que llevan monjas y otras jóvenes para abortar. O’ Domohuene cita un caso extremo, el de un sacerdote que obliga a abortar a una monja, ella muere y el oficia la misa de difuntos por la joven fallecida.
Si hablamos del Catecismo de la Iglesia Católica, en este se puede leer la “permisión” de la Iglesia católica institucional para dar muerte al prójimo en tres casos: Legitima Defensa, Guerra Justa y Pena de Muerte (Cf. Parágrafos 2264-2266). Para la Jerarquía católica, cual es la vida más importante ¿la del sentenciado que será condenado a muerte y en donde la jerarquía no aboga por la vida de este infeliz o la del embrión que aún habita en el útero de su madre? ¿Con cual vara mide la vida de ambos seres humanos?
Si hablamos de la guerra cristera ocurrida en los años veinte, ¿No fue el papa Pío XI en su encíclica Iniquis Aflistique (fechada el 26 de Noviembre de 1926), el pontífice romano que bendijo esta revuelta? ¿Cuántos cristeros que fusil en mano (bendecidas estas armas por los sacerdotes católicos) mataron a militares, maestros rurales y adversarios ideológicos fueron excomulgados por haber matado en nombre de Cristo rey? Dos de los líderes cristeros más prominentes de aquella época, Anacleto González Flores y Miguel Gómez Loza, quienes fueron directores intelectuales del movimiento cristero, terroristas y avalaron el levantamiento armado, han sido “inmortalizados” siendo elevados a los altares por Juan Pablo II.
Esta es la doble moral que políticamente juega la jerarquía católica y que en estos momentos está tendiendo una cortina de humo bajo la consigna antiabortista para lograr sus objetivos: Eliminar el Estado laico, recuperar los fueros perdidos durante la Reforma, culpabilizar a los disputados locales del fracaso pastoral de sus jerarcas y, de paso, desviar la atención a la opinión pública acerca del juicio que está por iniciar en la Corte de los Ángeles, California, en contra del cardenal Norberto Rivera Carrera por el presunto delito de conspiración a la pederastia. Esa es la realidad que el FIM percibe, fundamentalmente, y que hace del conocimiento a los legisladores y a la sociedad e general.
Concluyo mi ponencia, con la siguiente propuesta que el FIM presente ante esta honorable Asamblea Legislativa: Fortalezcamos, desde la legislación actual, un Estado laico fuerte, preservemos el principio histórico de la Separación de las Iglesias y el Estado. Debe estar hoy, más vigente que nunca, que la educación pública debe seguir siendo laica, gratuita y obligatoria. Mantengamos la unidad y el destino de libertades que todos los mexicanos anhelamos.
Por su atención, muchas gracias.
Ing. Humberto García de la Mora
Vocero del Foro Intereclesiástico Mexicano.
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Sin embargo, tanto en la ciudad de México como en el interior, muchos medios están distorsionando la información, omitiendo los planteamientos de las iglesias que no están de acuerdo con la campaña antiabortista de Felipillo-Perverto.
Esta es la mencionada ponencia:
México, D.F., a 2 de abril de 2007
Ponencia del Foro Intereclesiástico Mexicano (FIM), respecto al aborto y el debate sobre su posible despenalización
Agradezco a la IV Asamblea Legislativa del Distrito Federal, ka realización e invitación de este importante foro.
En la actualidad, como es sabido, cuatro causas permiten el aborto en el DF, a saber: violación, riesgos a la salud de la mujer, daño congénito al feto e inseminación artificial no consentida. A ella se pretende sumar una quinta, que será votada en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) a mediados de abril: consiste en que el aborto se lleva a acabo en las 14 primeras semanas. Esta iniciativa de reformas legales para despenalizar el aborto, si éste se realiza durante las primeras 14 semanas de gestación, es el centro de discusión y el debate en estos días.
En la capital mexicana, por otro lado, el aborto es permitido legalmente si el embarazo pone en peligro la vida de la mujer o si es producto de una violación.
Ante esta polémica social, el Foro Intereclesiástico Mexicano expone en esta tribuna su postura al respecto. En primer lugar, queremos señalar que el FIM, asociación civil que aglutina a 101 asociaciones religiosas en nuestro país, está a favor de la vida. No creemos que el aborto sea la mejor decisión u opción, pero también creemos que esta es una decisión personal de cada mujer, la cual es regida de acuerdo a su libertad de conciencia. No puede haber, en consecuencia, imposiciones de una moral específica a la sociedad (de ninguna confesión religiosa), porque eso implicaría violentar el carácter laico del Estado Mexicano.
En este sentido, y para referirnos a un caso en concreto, el Evangelio de Cristo nos da una instrucción doctrinal sobre el tema de la vida, pero también nos enseña sobre el libre albedrío que Dios le concedió al ser humano para que tome sus propias decisiones. El cristianismo no puede violentar las conciencias ni imponer bajo coerciones, amenazas e inquisiciones su prédica evangélica; ésta va dirigida exclusivamente a la conciencia del creyente. Existe un pasaje bíblico que nos ilustra en este sentido:
Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtaras. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, por que tenía muchas posesiones.
En este ejemplo, como podemos constatar, el señor Jesús habló a la conciencia de aquel joven. Jamás lo presionó o lo coaccionó a que le siguiera. Mucho menos utilizó medios coercitivos, inquisitoriales o de tortura para obligarlo a creer e imponerle a la fuerza las enseñanzas evangélicas. Ninguna asociación religiosa en México, en este contexto, puede abrogarse la idea de un monopolio religioso y que éste deba estar por encima del Estado y dictándole las políticas públicas y de salud que éste deba llevar a cabo.
El problema de fondo en lo que respecta a la realidad del aborto lo podemos encontrar, indudablemente, en el fracaso catequístico de la Jerarquía Católica (pastoral y doctrinal) ante su vulnerable feligresía: Hoy, alrededor de 90% de las mujeres que abortan son católicas.
La Jerarquía católica mexicana no solo ha manipulado, de forma oportunista y descarnada, la bandera “antiabortista” para lograr sus objetivos político-religiosos en nuestro país. Nos queda claro que al albergar y encabezar esta estrategia antiabortista, la jerarquía católica pretende en realidad tender una cortina de humo a través de este falso debate, para escalar a su verdadero y principal objetivo: la modificación constitucional del artículo 24 que habla sobre la libertad de creencia y culto para “suplir” este concepto por el de “Libertad Religiosa”, lo cual implicaría introducir en las escuelas públicas financiada por el dinero del erario público; el control de los medios de comunicación electrónicos para la difusión de sus doctrinas y culto; subvención estatal para los ministros de culto católico y para sus actividades litúrgicas y la presencia asistencial en el ejercito mexicano a través de capellanías castrenses y la presencia en centros de asistencia social como hospitales, orfelinatos, etcétera. Esta consigna la ha lanzado el para Benedicto XVI a los nuncios de América Latina.
En otras palabras, ante el fracaso catequístico de la Jerarquía, ahora quiere trasladar el culto, la instrucción religiosa y el confesionario a las escuelas públicas. Esto, definitivamente, no lo vamos a permitir. La educación es laica, y debe ésta estar ajena a cualquier doctrina religiosa. No es posible que se desatiendan los rubros de asistencia social, de salud y de vivienda, por cumplir labores en las cuales ha fracasado la jerarquía católica en su misión en un Estado que es laico y que defenderemos con todos los medios posibles para que asiera se mantenga.
Mientras el debate de la despenalización del aborto sube de tono, y la jerarquía católica se desgarra las vestiduras por este tema, que es una realidad que el catolicismo sigue decreciendo. La CEM ha reconocido que tan solo 7 de los 89 millones que dicen ser católicos, son practicantes (el 6.7% de la población), de acuerdo a un reciente estudio del Instituto Mexicano de Doctrina Social. Son católicos por costumbre, pero no son practicantes de su religión. Años atrás, monseñor Antonio Sahún López, obispo auxiliar de Guadalajara, en el contexto anterior, así señalaba: “En México, no llega ni al uno por ciento el número de quienes viven el cristianismo; Son católicos, nada mas de nombre”.
¿Cómo pueden entonces exigir a las mujeres que no aborten (bajo la amenaza de excomunión) y que apelen a los personales principios morales cuando la innegable ignorancia religiosa que se vive al interior de la Iglesia Católica ha sido fomentada por su propia jerarquía? ¿Se pueden recoger higos de los abrojos o se puede cosechar lo que no se ha sembrado?
Lo censurable de estrategia, es que ya encontraron un “chivo expiatorio” para arrojar todas las excomuniones y anatemas que les sean posibles. Me refiero, desde luego, a los legisladores de la Asamblea del Distrito Federal. A estos, la jerarquía católica ha culpado, tácitamente, del fracaso catequístico que aquella ha tenido en las últimas décadas. Es evidente que muchas asociaciones religiosas no se prestarán al juego político y de trasfondo que la jerarquía católica está tramando. El FIM se deslinda de marchas y de ataques sistemáticos e los legisladores (locales y federales) y en particular al maestro Emilio Álvarez Icaza, pues nos rige un principio cristiano fundamental: “Dad a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”.
Nos queda claro, que los cristianos que tienen una formación moral-espiritual sólida e invariable, actuaran conforme a su conciencia en un caso como el que nos ocupa. Ni las Iglesias ni el Estado deberán imponer una regla que vaya en contra de su conciencia en cualquier caso. En nada le afectaría, como es el caso de la ley del divorcio; no existe una campaña del estado para promoverlo o inducirlo, éste respeta la libertad de cada ciudadano ante tal evento.
La doble moral de la Iglesia católica, en este debate del aborto, es cuestionable.
Mientras lanza consignas y anatemas, están documentados los informes sobre violación de decenas de monjas por sacerdotes católicos en 23 países. La revista norteamericana National Catholic Reporter publicó en 1999 los informes realizados por las religiosas María O’ Donohue y Maure Mc Donald en los que denuncian violaciones, abortos y todo tipo de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos. El Vaticano reconoció que cientos de monjas han sido violados por misioneros.
En efecto, centenares de monjas en 23 países, denunciaron haber sufrido abusos sexuales, a veces sistemáticos, por parte de sacerdotes y misioneros. La lista de abusos es variada y descorazonada: el informe incluye casas de novicias violadas por los sacerdotes a quienes tienen que solicitar los certificados oportunos, habla de médicos de hospitales católicos que se ven asediados por sacerdotes que llevan monjas y otras jóvenes para abortar. O’ Domohuene cita un caso extremo, el de un sacerdote que obliga a abortar a una monja, ella muere y el oficia la misa de difuntos por la joven fallecida.
Si hablamos del Catecismo de la Iglesia Católica, en este se puede leer la “permisión” de la Iglesia católica institucional para dar muerte al prójimo en tres casos: Legitima Defensa, Guerra Justa y Pena de Muerte (Cf. Parágrafos 2264-2266). Para la Jerarquía católica, cual es la vida más importante ¿la del sentenciado que será condenado a muerte y en donde la jerarquía no aboga por la vida de este infeliz o la del embrión que aún habita en el útero de su madre? ¿Con cual vara mide la vida de ambos seres humanos?
Si hablamos de la guerra cristera ocurrida en los años veinte, ¿No fue el papa Pío XI en su encíclica Iniquis Aflistique (fechada el 26 de Noviembre de 1926), el pontífice romano que bendijo esta revuelta? ¿Cuántos cristeros que fusil en mano (bendecidas estas armas por los sacerdotes católicos) mataron a militares, maestros rurales y adversarios ideológicos fueron excomulgados por haber matado en nombre de Cristo rey? Dos de los líderes cristeros más prominentes de aquella época, Anacleto González Flores y Miguel Gómez Loza, quienes fueron directores intelectuales del movimiento cristero, terroristas y avalaron el levantamiento armado, han sido “inmortalizados” siendo elevados a los altares por Juan Pablo II.
Esta es la doble moral que políticamente juega la jerarquía católica y que en estos momentos está tendiendo una cortina de humo bajo la consigna antiabortista para lograr sus objetivos: Eliminar el Estado laico, recuperar los fueros perdidos durante la Reforma, culpabilizar a los disputados locales del fracaso pastoral de sus jerarcas y, de paso, desviar la atención a la opinión pública acerca del juicio que está por iniciar en la Corte de los Ángeles, California, en contra del cardenal Norberto Rivera Carrera por el presunto delito de conspiración a la pederastia. Esa es la realidad que el FIM percibe, fundamentalmente, y que hace del conocimiento a los legisladores y a la sociedad e general.
Concluyo mi ponencia, con la siguiente propuesta que el FIM presente ante esta honorable Asamblea Legislativa: Fortalezcamos, desde la legislación actual, un Estado laico fuerte, preservemos el principio histórico de la Separación de las Iglesias y el Estado. Debe estar hoy, más vigente que nunca, que la educación pública debe seguir siendo laica, gratuita y obligatoria. Mantengamos la unidad y el destino de libertades que todos los mexicanos anhelamos.
Por su atención, muchas gracias.
Ing. Humberto García de la Mora
Vocero del Foro Intereclesiástico Mexicano.
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