Jesús de Nazaret socialista
Jesús obrero y comunitario
Jesús es carpintero, como su padre. En ninguna fuente consta que fuera propietario, ni comerciante, ni patrono, ni que contratara a otros para beneficiarse con su trabajo. Durante su prédica, Jesús y sus apóstoles vivieron de la caridad, ingreso que consideraban patrimonio común del colectivo.
Jesús solidario
Según san Juan, Jesús realiza su primer milagro durante las bodas de Caná, donde convierte el agua en vino y lo dona (Juan 2, 1-21). Luego multiplica los panes y los peces, según refiere Mateo (14,1221) y los regala. Una segunda vez multiplica los alimentos, y de nuevo los reparte igualitariamente (Mateo 15, 32-30). Jesús predice que el Hijo del hombre apostrofará a los egoístas y avaros así: "Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber; fui peregrino y no me alojasteis; estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis (...). E irán al suplicio eterno, y los justos, a la vida eterna" (Mateo 25, 31-46). No basta con la solidaridad espiritual: debe practicarse la activa y real: "Pues el que os diere un vaso de agua en razón de discípulos de Cristo, os digo en verdad que no perderá su recompensa" (Marcos 9,41, y Mateo 18, 6-9). Y consta en Lucas, 11,9-13, otra reprobación contra quienes se niegan a compartir: "¿Qué padre entre vosotros, si el hijo le pide un pan, le dará una piedra? ¿o si le pide un pez, le dará en vez del pez, una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?"
Jesús enemigo de la acumulación
Jesús condenó la posesión y la acumulación: "No alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y el oro los corroen, y donde los ladrones horadan y roen. Atesorad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín los corroen y donde los ladrones no horadan ni roban. Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón" (Mateo 6, 19-20). También despreció las riquezas: "Mirad como las aves del cielo no siembran, ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta" (Mateo 6, 25-26). Y sobre la acumulación de posesiones fulmina: "¿Y qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde el alma?" (Mateo 16, 26; Marcos, 8, 36, y Lucas 9,25-27).
Jesús enemigo de la usura
Contra el préstamo a interés, clama Jesús: "Pero amad a vuestros enemigos, haced bien y prestad sin esperanza de remuneración, y será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bondadoso para con los ingratos y los malos" (Lucas 6, 35, Mateo 4, 38-48). También condena repetidamente la usura: "Mirad de guardaros de toda avaricia, porque, aunque se tenga mucho, no está la vida en la hacienda" (Lucas, 12, 13-15). Y reprueba al rico que atesora grano y bienes: "Pero Dios le dijo: Insensato, esta misma noche te pedirán el alma, y todo lo que has acumulado, ¿Para quién será? Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios" (Lucas, 22,19-21).
Jesús enemigo de los ricos
Un joven pregunta qué debe hacer para seguirlo, y contesta Jesús: "una sola cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme" (Marcos. 10, 20-22). Además añade: "En verdad os digo: que difícilmente entra un rico en el reino de los cielos. De nuevo os digo: es más difícil que un camello entre por el ojo de una aguja que entre un rico en el reino de los cielos"(Mateo 19,16-26, Lucas 18, 18-27).
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Jesús es carpintero, como su padre. En ninguna fuente consta que fuera propietario, ni comerciante, ni patrono, ni que contratara a otros para beneficiarse con su trabajo. Durante su prédica, Jesús y sus apóstoles vivieron de la caridad, ingreso que consideraban patrimonio común del colectivo.
Jesús solidario
Según san Juan, Jesús realiza su primer milagro durante las bodas de Caná, donde convierte el agua en vino y lo dona (Juan 2, 1-21). Luego multiplica los panes y los peces, según refiere Mateo (14,1221) y los regala. Una segunda vez multiplica los alimentos, y de nuevo los reparte igualitariamente (Mateo 15, 32-30). Jesús predice que el Hijo del hombre apostrofará a los egoístas y avaros así: "Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber; fui peregrino y no me alojasteis; estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis (...). E irán al suplicio eterno, y los justos, a la vida eterna" (Mateo 25, 31-46). No basta con la solidaridad espiritual: debe practicarse la activa y real: "Pues el que os diere un vaso de agua en razón de discípulos de Cristo, os digo en verdad que no perderá su recompensa" (Marcos 9,41, y Mateo 18, 6-9). Y consta en Lucas, 11,9-13, otra reprobación contra quienes se niegan a compartir: "¿Qué padre entre vosotros, si el hijo le pide un pan, le dará una piedra? ¿o si le pide un pez, le dará en vez del pez, una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?"
Jesús enemigo de la acumulación
Jesús condenó la posesión y la acumulación: "No alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y el oro los corroen, y donde los ladrones horadan y roen. Atesorad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín los corroen y donde los ladrones no horadan ni roban. Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón" (Mateo 6, 19-20). También despreció las riquezas: "Mirad como las aves del cielo no siembran, ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta" (Mateo 6, 25-26). Y sobre la acumulación de posesiones fulmina: "¿Y qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde el alma?" (Mateo 16, 26; Marcos, 8, 36, y Lucas 9,25-27).
Jesús enemigo de la usura
Contra el préstamo a interés, clama Jesús: "Pero amad a vuestros enemigos, haced bien y prestad sin esperanza de remuneración, y será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bondadoso para con los ingratos y los malos" (Lucas 6, 35, Mateo 4, 38-48). También condena repetidamente la usura: "Mirad de guardaros de toda avaricia, porque, aunque se tenga mucho, no está la vida en la hacienda" (Lucas, 12, 13-15). Y reprueba al rico que atesora grano y bienes: "Pero Dios le dijo: Insensato, esta misma noche te pedirán el alma, y todo lo que has acumulado, ¿Para quién será? Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios" (Lucas, 22,19-21).
Jesús enemigo de los ricos
Un joven pregunta qué debe hacer para seguirlo, y contesta Jesús: "una sola cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme" (Marcos. 10, 20-22). Además añade: "En verdad os digo: que difícilmente entra un rico en el reino de los cielos. De nuevo os digo: es más difícil que un camello entre por el ojo de una aguja que entre un rico en el reino de los cielos"(Mateo 19,16-26, Lucas 18, 18-27).
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Etiquetas: revolución humana